El
día 3 de abril se celebran las primeras elecciones municipales tras
el retorno de la democracia. En Málaga capital, donde vota el
50 por ciento del censo, el PSOE logra el mayor apoyo y once
concejales, UCD siete, el PCE otros siete y el PSA
cuatro.
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Pedro Aparicio Sánchez. |
El
día 19 el socialista Pedro Aparicio Sánchez, cirujano de 36
años de edad, toma posesión como alcalde con el respaldo de
socialistas, comunistas y andalucistas, que se reparten las tenencias
de alcaldía. Dos el PCE con Leopoldo del Prado y Luis
Asenjo; una el PSA para Rafael García
Cervantes y una el PSOE para Francisco Oliva.
Los
concejales de UCD
apoyaron
a su candidato, Andrés
García Maldonado.
Aparicio,
que sería
alcalde
durante 16 años, señaló como asuntos prioritarios la mejora de los
barrios más pobres: "Junto a la exuberancia de nuestros árboles
existe la sordidez de callejas miserables sin suelo, sin agua y sin
luz", frase que recoge fielmente la realidad de la ciudad en
1979. Había además falta de viviendas y de escuelas, problemas a
los que también aludió. Por
otra parte, la
Diputación
Provincial
se constituye en abril, con el socialista Enrique
Linde
como primer presidente.
Cuando
falleció Pedro
Aparicio Sánchez
el
24 de septiembre de 2014,
a los 71 años en Málaga,
la ciudad que se encargó de dirigir y transformar durante 16 años
todos
los medios, tanto locales como nacionales, se hicieron eco de la
noticia y aprovecharon para hacer semblanzas de su trayectoria.
De
profesión médico el primer alcalde democrático de la capital de la
Costa
del Sol,
militante
del
PSOE,
era una persona culta, de oratoria magnífica y aficionado a los
discursos constructivos, muy alejados del ataque indiscriminado al
rival político por el simple hecho de serlo. Su inesperada muerte,
ocurrida mientras practicaba deporte, conmocionó
a toda la clase política y a la familia socialista. El Ayuntamiento
decretó
dos días de luto oficial.
Le
gustaba a Aparicio decir que había sido el alcalde de las
pequeñas cosas, porque en aquella Málaga casi recién salida
de la dictadura franquista una de sus prioridades fueron actuaciones
tan básicas y necesarias como el simple asfaltado de las calles o la
red de saneamiento de los barrios, que habían ido creciendo sin
infraestructuras.
Bajo
su mandato abrieron al público la Casa
Natal de Picasso,
en la plaza malagueña donde nació el pintor, el jardín botánico
de La
Concepción
y el Teatro
Cervantes.
Amante de la música clásica y de la ópera, también fue el
responsable de la creación de la Orquesta
Filarmónica
de Málaga.
Como
ya se ha reseñado, Aparicio se hizo con la alcaldía en 1979
tras la mayoría simple obtenida por el PSOE y revalidó su
cargo, con mayoría absoluta, en las tres siguientes citas con las
urnas. Dejó la vara de mando en 1995, año en que fue sustituido por
Celia Villalobos (PP).
Fue
miembro fundador y primer presidente de la Federación Española
de Municipios y Provincias (FEMP). Sus últimas
responsabilidades en política fueron la presidencia del PSOE
andaluz (1994-2000) y eurodiputado socialista durante nueve años,
hasta 2004.
El
exalcalde era una persona de ideales de izquierda firmes. Admirador
de Salvador Allende, en su despacho de la alcaldía de Málaga
había una fotografía del presidente chileno. La noche del fallido
golpe de Estado en el Congreso de los Diputados, el 23
de febrero de 1981, Aparicio la pasó en ese mismo despacho
con el espíritu de que si tenían que ir a por él por defender sus
ideas, lo iban a encontrar en el Ayuntamiento, en su lugar de
trabajo diario.
Era
militante de la agrupación socialista de El Palo, en la que
coincidió con otros históricos dirigentes como Carlos Sanjuán
y José Asenjo. Cuando se conmemoró en Málaga el 25º
aniversario de los Ayuntamientos democráticos, en 2004, Aparicio
dejó claro que todos los días sentía nostalgia de su etapa en el
consistorio, pero que “en absoluto volvería”.
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