Mastodon Málaga y sus historias: cantaor
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viernes, 11 de octubre de 2024

Miguel Fernández, el Galleta

 

Miguel Fernández FernándezEl Galleta de Málaga” fue un gitano nacido en Málaga el 19 de marzo de 1923 y que se crió en el barrió de La Trinidad, donde siendo un niño le pusieron el que a la postre sería su nombre artístico. Al parecer Miguel solía llevar una boina, un día estando en la taberna de Angelillo El Ciego, un gitano le dijo “anda y quítate la tapaera de la olla que parece una galleta” y desde entonces se quedó con este sobrenombre.


El Galleta de Málaga, a la derecha.


El Galleta es, según los entendidos, uno de los cantaores fundamentales de la historia de Málaga. A pesar de nacer en la capital costasoleña, su formación artística, su escuela e incluso su genealogía entroncan con La Línea de la Concepción. Su madre, Ana Fernández Heredia era prima del Montino y del Mono de La Línea, el padre de Antonio El Chaqueta. Además desde muy joven Miguel pasa largas temporadas en el Campo de Gibraltar, siendo un habitual del mítico Bar Tánger donde coincidió con grandes figuras del flamenco.

Aunque trabajó en algunos tablaos como El Cabaret Las Terrazas donde debutó, o la Taberna Gitana donde dio sus últimos coletazos artísticos, fue más frecuente del cuarto de cabales o las reuniones de señoritos en las ventas. A pesar de pasar a la historia del cante como un gran fandanguero, Miguel conocía y dominaba todos los estilos.

Debido a problemas de salud dejó el cante a un lado y regentó una portería por la zona de Carretería, donde se retiró del mundo artístico. Falleció en el año 2000.


Fuente documental: Blog Crónicas flamencas

viernes, 6 de octubre de 2023

Juan Breva, el campesino que triunfó con su cante

 

Antonio Ortega EscalonaJuan Breva’, nació en Vélez Málaga en 1844 y fallecido en la capital malagueña en 1918. De familia campesina, heredó el sobrenombre con el que era conocido su abuelo, vendedor de brevas. Aprendió los cantes en boca de su madre, cuando iban juntos, él siendo niño, a lomos de un burro. Está considerado como el cantaor más grande de los cantaores flamencos de Málaga.

Juan Breva.


Inició su carrera profesional al cante, en el Café del Sevillano, situado en la calle Siete Revueltas de Málaga, con un sueldo de 20 pesetas diarias, que superaba en el doble al normal de un cantaor por aquellos años. Solía acompañarse él mismo con su guitarra y su éxito aumentaba noche tras noche, ante un público entre el que abundaban la gente de su pueblo natal, dado que el café servía de estación de diligencias.

De Málaga se desplazó a otros puntos de su provincia, entre ellos Álora, Coín y Ronda, e igualmente ciudades y localidades de Cádiz y Córdoba. Sus actuaciones se sucedían como primera figura en los cafés cantantes malagueños de El Turco, España, Chinitas, entre otros.

El año 1883 realizó una gira por Andalucía, Extremadura y gran parte de Levante. Fue el único cantaor que mereció el alto honor de cantar en el Palacio Real de Madrid y en presencia de los reyes Alfonso XII y María Cristina.

Para dar una idea de la clase de artista que era Juan Breva, basta decir que el año 1884 cantaba en Madrid en tres espectáculos, en el teatro Príncipe Alfonso, en el café del Barquillo y en el café del Imperial.

Impulsor y creador de las malagueñas y verdiales, cantaba todos los palos, fandangos, fandango verdial, fandango abandolao, fandanguillos, malagueñas, soleares, peteneras y guajiras. En 1906 cantó para Alfonso XIII en Málaga. Se atrevió a pedirle que le repusiera una pensión que le había concedido Alfonso XII y que llevaba unos años sin percibir.

Sus últimos años fueron difíciles, ya casi ciego y sin dinero. Hubo de malvender uno de aquellos alfileres regios de oro para vivir sus últimos días, y sus colegas del cante hicieron una colecta para pagarle el entierro. Falleció el 8 de junio de 1918. Dado que desde 1929, nadie se ocupó de su sepultura, sus restos desaparecieron el 15 de mayo de 1933, al no haber sido pagados los derechos correspondientes.

La creación de una peña flamenca en Málaga con su nombre en 1958 y la dedicación de una calle en la barriada de Ciudad Jardín (Málaga) y otra en Vélez Málaga, así como denominar con su nombre, a partir de 1976, el festival flamenco anual de su ciudad natal, constituyeron los primeros homenajes a su personalidad artística.

martes, 13 de junio de 2023

El cantaor Pepe de la Isla

 

José Rico Jiménez, cantaor payo, más conocido mundialmente en el arte del cante flamenco con el nombre artístico de Pepe de la Isla, nació en Coín (Málaga) en el año 1925, y murió en Málaga en 1987. Siempre sintió gran afición por el flamenco fue un estudioso del cante y un consumado intérprete de numerosos estilos. Su traslado a Málaga, zona de la Isla, en Huelin, le sirvió para el nombre artístico que llevó hasta su muerte.


Pepe de la Isla.


A Pepe, que debutó en Coín en 1943 con un espectáculo de Manolo Rodrigo, le tocó vivir la época de las ventas y de las troupes, en las que intervino junto a Sebastián el Pena, Juan Varea, Pepe Palanca, Niño de la Huerta, Vallejo, Fregenal, El Peluso, Antonio de Canillas, Pepito Vargas, y El Tembleque, entre otros muchos.

Su primera salida de España fue con José Greco, como único cantaor, el baile de Matilde Coral, Rafael el Negro, Farruco, la malagueña María Soto, Josele el Millonario, Paquita Bustamante, Nana Lorca, Coral de los Reyes y Marilín Mena, su mujer, así como los guitarristas Paco de Lucía, Pepe Beltrán, Manolo Barón y Manuel Pérez. Trabajaron en las principales ciudades de África del Sur, Mozambique, Puerto Rico, Canadá, Estados Unidos, México, Filipinas y Australia.

Tras viajar por otros muchos lugares, Pepe formó su propio cuadro flamenco, fue partícipe de la Misa Flamenca de Málaga, actuó junto a sus paisanos en las ventas de la Ciudad Jardín y de los Montes, y aunque no grabó muchos discos debido a sus continuos viajes hizo algunos en Nueva York con el afamado guitarrista Sabicas y con Diego Vargas en Málaga.

Discípulo de Diego el Perote, del que aprendió distintas malagueñas, fue también un buen ejecutante de la soleá apolá, de la siguiriya, en especial la del Frasco el Colorao, que aprendió de Antonio Villodres y un gran conocedor del cante por saetas. En Coín se creó una peña a su nombre en 1991 y un Memorial que anualmente se hace coincidir con el Festival Flamenco de la localidad.


Fuente documental: El arte de vivir el flamenco. ‘Pepe de la Isla’. Gonzalo Rojo.

martes, 15 de marzo de 2022

Un cantaor inolvidable: el Tiriri

 

Gabriel Campos Torres, cantaor gitano, más conocido en el mundo de la historia del arte del cante flamenco con el nombre artístico de el Tiriri, nació en la calle Zurradores del barrio de El Perchel en Málaga en el año de 1931 y murió en su tierra natal el día 9 de febrero de 2015. Le pusieron el sobrenombre de Tiriri porque era chiquitillo de estatura.


Gabriel Campos Torres, el Tiriri.


La afición al cante le venía de familia, ya que era hermano del Ronco, sobrino de la Pirula y primo de la Cañeta. Se forjó en los cuadros flamencos de la Taberna Gitana de Málaga, cantándole, entre otros, a su compadre Pepito Vargas. También trabajó durante muchos años en el ballet de Miguel de los Reyes, pero la mayor parte de su carrera la dedicó a las fiestas privadas en toda la Costa del Sol, en las que él mismo afirmaba sentirse más a gusto que en ningún sitio. También realizó giras que le llevaron a Japón, Cuba y otros lugares.

Tenía una especial sensibilidad para interpretar las bulerías, los tangos y los fandangos. El Tiriri gozaba del reconocimiento del público de la calle, que le reconocía en sus habituales paseos por el centro de Málaga.

Ya retirado de su trabajo, el cantaor se arrancó por última vez en 2013, en la Bienal de Flamenco de Málaga, en un homenaje que se le rindió en el Corralón de Santa Sofía. En ese acto manifestó "gracias a Dios, a la Virgen del Carmen y a mi Cautivo, me han hecho muchos homenajes y muchas cosas. Me conocen en Sevilla, en Madrid, en Jerez, en Huelva. A donde voy, todo el mundo me quiere. Será por algo. Pero, por encima de todo, adoro Málaga. Aquí tengo muchos amigos, muchos señoritos que ya han fallecido”.

Considerado una de las principales figuras del cante malagueño, falleció a los 83 años. En sus últimos años de vida los tiempos fueron ingratos para él, a cuenta de la enfermedad que se lo terminó llevando, las penurias económicas y los problemas familiares.

jueves, 4 de junio de 2020

Muere Antonio Molina

Antonio Molina, uno de los grandes cantantes españoles, con más de mil títulos grabados y una enorme popularidad en los años cincuenta y sesenta, murió el día 18 de marzo de 1992 en Madrid, a los 62 años, a consecuencia de una fibrosis pulmonar, que padecía desde hace tiempo.

Antonio Molina.

Padre de una familia de actores formada por Ángela, Miguel, Paula y Mónica Molina, el intérprete de Soy minero y Adiós España querida fue enterrado en el cementerio del pueblo madrileño de Fuencarral.

El éxito le llegó a partir de 1956, con su espectáculo Garbo. Para entonces tenía 26 años, pero llevaba en los escenarios desde los 14, cuando ganó un concurso en Radio España de Madrid, intentando ser alguien en el cante. Sus comienzos habían sido extremadamente duros.

Cantante y cantaor de 62 años, no era, pues, Antonio Molina, un hombre tan viejo como muchos creerían, porque empezó a cantar siendo niño y se subió muy pronto al carro de la fama. Pero llevaba ya un tiempo retirado por la enfermedad. Antonio Molina de Hoces Castillo Hidalgo había nacido en Málaga en 1930.

Siendo niño, dos veces se escapó de casa y otras tantas hubo de volver llevado de la oreja por la Guardia Civil. A los ocho años ya trabajaba con unos ganaderos santanderinos. Después fue lechero, tapicero, camarero y albañil.

Quiso ser torero. "Creo que esa es la pasión más grande que he tenido y que tengo", decía. "No fui torero porque nunca tuve ocasión, aunque el valor creo que no me hubiera faltado".
A raíz de ganar aquel concurso de Radio España de Madrid, firmó un contrato con una casa discográfica de Barcelona por unos honorarios de 150 pesetas y los gastos de viaje. Pero nunca se arrepentiría, porque las grabaciones fueron una de la palancas decisivas en su gran carrera artística.

Durante lustros era raro poner cualquier emisora de radio en España sin que a los pocos minutos se oyera la voz de Antonio Molina. Después vinieron los grandes éxitos teatrales. Desde 1956 hasta 1967 recorrió España y América con compañías propias y espectáculos de enorme aceptación popular, que se titularon Cuna de coplas, Festival de cante flamenco, Cante y toros, La copla y el cante, Llegan los ídolos, Coplas al viento, Vendo alegría y Pregones de coplas.

Antonio Molina se inscribe artísticamente en ese grupo de figuras un tanto ambivalentes que se hacen igual a la canción que al cante. Él triunfó en ambas facetas, aunque tuviera más eco popular en la canción, pues fue ciertamente un gran cantante, con voz dulcísima y melodiosa, idóneo para el género de la tonadilla y el cuplé, que era el cauce por el que entonces se podía llegar a grandes masas de público.

Esa calidad de voz y su facilidad para comunicar con un público que le era incondicionalmente adicto le sirvieron para hacer un cante flamenco ligero, un tanto descafeinado, pero agradable y gratificante para quienes gustaban de sus canciones.

Por ello mismo, los estilos en que destacó, junto a otros nombres señeros del género, como Pepe Marchena, Valderrama, o La Niña de la Puebla, fueron aquellos de menor enjundia flamenca, como los fandangos y fandanguillos, y los llamados cantes de ida y vuelta, es decir, milongas, guajiras, colombianas.

Más de mil títulos grabados es un récord que pocos artistas españoles han logrado. También hizo varias películas de éxito, en la época en que estaba en la cumbre como cantante. Películas, algunas, de enorme aceptación popular, como aún hoy podemos constatar cuando son repuestas por la televisión: El pescador de coplas, La hija de Juan Simón, Café de Chinitas, Puente de coplas. Y Esa voz es una mina, que se convirtió en paradigma de su propio éxito personal.

Se retiró en 1967, joven aún, dedicándose a la vida familiar. Pero mantuvo siempre la añoranza por la vida del teatro y la canción. En 1986 hizo una reaparición fugaz en Madrid, sin continuidad.

jueves, 23 de mayo de 2019

El cantaor Antonio Molina

Con el estreno de su primer espectáculo flamenco en el Teatro Calderón de Madrid,  en 1956, titulado 'Garbo', se inicia la década prodigiosa del cantaor Antonio Molina de Oses Castillo Hidalgo, Antonio Molina de nombre artístico, nacido en Málaga el 9 de marzo de 1930, hasta su retirada prematura en 1967.

Antonio Molina.
A lo largo de toda su carrera llegó a editar más de 30 álbumes y más de 1000 canciones, siendo su mayor éxito la copla ‘Soy minero’. Consiguió grabar su primer disco gracias a que en 1949 se presentó a un concurso de Radio España, en el que resultó ganador, lo que le permitió grabar cuatro canciones con la compañía discográfica La Voz de su Amo, que lo contrató por tres años.

Recorre España y América en loor de multitudes con diferentes espectáculos, entre ellos 'Cuna de coplas', 'Vendo alegría' o 'Pregonero de coplas', cuyo éxito se alimenta asimismo de sus películas  como 'El pescador de coplas', 'Esa voz es una mina', 'La hija de Juan Simón', 'El Café de Chinitas' y 'Puente de coplas'.

Antes de su muerte en 1992 sólo reaparecerá en 1986 sin demasiado éxito, aunque la saga familiar con su apellido contribuye a prolongar su memoria. En los años de gloria nadie pudo competir con él, a pesar de las críticas sobre la pureza de su estilo.




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