Mastodon Málaga y sus historias: hostelería
Mostrando entradas con la etiqueta hostelería. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta hostelería. Mostrar todas las entradas

domingo, 12 de octubre de 2025

El Caracol

 La cafetería El Caracol abrió sus puertas en el año 1929 y era el más antiguo de cuantos quedaban en el barrio de la Victoria. Durante años fue famoso por contar con su propia granja en un patio interior. Desde 1970 funcionaba como cafetería y presumía de ofrecer los mejores churros tejeringos de toda la zona. Al frente del negocio se encontraba Luis Fernández que por jubilación decidió cerrar el pasado mes de julio.


Fachada de El Caracol (Sur).


La fecha de apertura no está del todo clara, las primera referencias al café se remontan al año 1930, cuando aparece por primera vez referenciado en el callejero del Anuario General de Málaga de Valero Enfedaque.

El negocio fue abierto por Francisco Rodríguez Merino y comenzó funcionando como taberna y granja de caracoles; el plato estrella durante décadas. Tras esta primera etapa, fue regentado por José Arza de Castro (abuelo de la exconsejera malagueña Magdalena Álvarez). La familia Fernández -que actualmente dirige diferentes establecimientos en la ciudad, como el bar Nerva o Araboka- se hizo con la propiedad en el año 1954.

Pese a su tipismo, el negocio ha experimentado dos grandes transformaciones: La primera de ellas, la referida del año 1970, cuando tocó la lotería en el barrio y su padre invirtió el premio obtenido (un millón de pesetas) en darle un giro al negocio. La segunda; en 1992, cuando otro premio, en esta ocasión de la ONCE, les permitió comprar el edificio y ampliar el local con una casa que había anexa.

Fuente documental: El Caracol, histórica cafetería de La Victoria, cierra tras un siglo de vida. Juan Soto. Diario Sur, 1 de julio de 2025 

viernes, 3 de octubre de 2025

El Café Suizo

 

A mediados del siglo XIX existía ya en la Cortina del Muelle el Café Suizo, llamado así por su propietario, el suizo Antonio Crovetto o Corveto. Al poco tiempo se trasladó a la calle Compañía y se convirtió en un legendario café cantante en el que actuó la flor y nata del cante y del baile flamenco, como el Niño de Lucena, que era capaz de tocar la guitarra con las manos enguantadas, para así demostrar el absoluto dominio que tenía de este instrumento.


Café Suizo.


El Café Suizo se trasladó hacia 1930 a la Plaza de la Constitución, esquina con la calle Santa María. En ese mismo local ya existía en 1900 el café-diván del Príncipe, en el que se servía un café superior, según señalaba la publicidad de la época. También fue uno de los primeros establecimientos hosteleros malagueños en servir cerveza a sus clientes.

La clientela que acudía era bastante variada,campesinos, tratantes de aceites, comerciantes y sobre todo carniceros. Fue algo así como el lugar para todos los malagueños. Esa misma esquina la ocuparon sucesivamente la mercería de Sebastián Marmolejo y la sastrería El Raglán, que desapareció en un incendio en 1925. Parece que se instaló en su lugar una freiduría llamada El Faro, de vida corta que, según un anuncio de 1925, tenía «comedores con vistas a la Plaza de la Constitución».

Debido quizá a su estratégica ubicación, el café Suizo abría toda la noche y nunca cerraba. Se dice incluso que ni tan siquiera tenía puertas. No las necesitaba. Tras la guerra civil fue cuando el Café Central apareció, compraría poco a poco los tres cafés que estaban pegados en la «Plaza de José Antonio Primo de Rivera» (actual Plaza de la Constitución), hasta unirlos finalmente en 1954.

jueves, 2 de octubre de 2025

La Fonda de Oriente

 

En el siglo XVIII las fondas se definían como «la casa donde se da alojamiento, de comer y beber, y en donde se venden licores generosos, café, té y bebidas heladas». Es decir, una fonda a finales del siglo XVIII era un establecimiento de cierta categoría en el que se ofrecían servicios muy determinados. A principios del siglo XIX la gran novedad en el sector del alojamiento malagueño fueron las fondas, establecimientos de origen francés que, en aquellos momentos, representaban la modernidad y el confort.


Edificio donde se ubicaba La Fonda.


Según el historiador Víctor Heredia las fondas respondían a las nuevas exigencias de la burguesía como clase ascendente y ofrecían una mejor atención que las hospederías tradicionales. Representaban la modernidad y el confort y fueron el antecedente directo de los hoteles de nuestros días. Las fondas introdujeron la «mesa redonda», servicio que se ofrecía a determinadas horas para la comida en común de los huéspedes del local.

La Fonda de Oriente, regida por una sociedad formada por el suizo Carlos Brunetti y el francés Pedro Gassend, estuvo emplazada inicialmente en el número 11 de la Alameda. Posteriormente, cuando estaba a cargo exclusivamente de Pedro Gassend, se trasladó a la acera de enfrente de la misma Alameda, al actual número 8, en el edificio que antes pertenecía a la Comandancia de la Marina, contando con una plantilla compuesta por un cocinero, dos sirvientes y cuatro criadas.

Hans Christian Andersen, célebre escritor danés que es recordado con una escultura en la Plaza de la Marina, durante su estancia en Málaga se hospedó en la Fonda de Oriente, un edificio que aún existe y que en su vestíbulo tiene colgada una placa como homenaje al escritor que hasta, según diversa documentación, deseó ser enterrado en la capital malagueña. La Fonda cerró sus puertas en 1878.

martes, 11 de febrero de 2025

El Diamante

 

En 1949, José Gálvez y Aurora Toro, tras estar al frente del bar El Brillante, en Puerta Nueva, decide trasladarse a la calle Pozos Dulces y abrir el bar El Diamante. El Diamante, fundado en el número 3 de la calle Pozos Dulces, cumplió 70 años en plenitud de facultades y con buena parte del mobiliario de esos comienzos, 1949, como la prodigiosa nevera forrada de madera que funciona como el primer día, las estanterías o la barra de mármol. Lo fundaron un matrimonio de primos hermanos, José Gálvez Toro (1911-1991), de La Cala, descendiente de los Gálvez de Macharaviaya y su mujer, la paleña Aurora Toro Alcaide (1920-1996).


Bar El Diamante.


El primer bar El Brillante, estaba junto al Parador de San Rafael, en una época en la que calle Compañía y Puerta Nueva eran tal vez las más comerciales de Málaga, con los cosarios alojados en el Parador de San Rafael, que se dedicaban a comprar cosas para llevarlas a los pueblos.

El matrimonio abrió además una lechería (llamada El Diamante) en la vecina calle Horno para vender leche de vaca y de cabra. Estuvieron prácticamente hasta que llegó la ordenanza que señalaba que había que pasteurizar la leche. Es entonces cuando se crea la Central Lechera Malagueña. José Gálvez compró uno de los primeros land rover de Málaga y recorría las vaquerías de los alrededores de la ciudad, mientras su esposa estaba al frente de la lechería y cuidaba de la casa y la familia.

José nunca permitió que le dieran gato por liebre, usaba un un densímetro que él llamaba lactómetro, para introducirlo en la leche, y si aquello no estaba dentro de unos márgenes y descubría que tenía agua, pagaba al lechero y luego delante de él cogía las cántaras, tiraba la leche y le decía que no volviera más. La lechería El Diamante surtía a Casa Mira, La Veneciana y los principales bares de Málaga.

En el bar se trabajaba a destajo. El propietario abría el negocio a las 5 de la mañana, para captar a los más madrugadores, esos que comenzaban el día con una copita de coñac o de anís y el establecimiento solía cerrar a las 11 de la noche y después tocaba barrer y fregar el bar a diario.

El Diamante, que se centraba sobre todo en desayunos y en tapas hechas por Aurora, atendía sobre todo a muchos comerciantes de la zona y se preciaba de no cerrar ningún día del año. Hacia comienzos de los años 80, cuando ya José Gálvez superaba los 70 años, decidió traspasar el negocio a sus propios empleados.


Fuente documental: Siete décadas de un museo de la hostelería. Alfonso Vázquez. La Opinión de Málaga, 9 de junio de 2019

martes, 19 de noviembre de 2024

La mejor coctelería

 

A mi llegada a Málaga en 1989 uno de los locales de ocio que más me llamó la atención fue el Café Bar Ricardo, donde servían exquisitos Dry Martinis que se consumían en la barra de un local que evocaba a los más famosos de La Habana (Cuba) y que, según algunas fuentes, sus cócteles sedujeron a la mismísima Ava Gardner cuando visitó la capital malagueña en 1955.


Café Bar Ricardo.


Instalado en un portal de la calle Larios, en la actualidad el número 1, fue parada obligada para degustar el aperitivo antes de almorzar o cenar en alguno de los celebres restaurantes de la zona.


Portal, en la actualidad, donde se ubicaba Ricardo.


Atendido por Ricardo, su magnífico barman, al que todavía se puede ver paseando por Larios, los clientes se situaban en unas altas y elegantes banquetas de madera. En torno a la barra era habitual ver congregados a destacados integrantes del mundo de la cultura de la época. También se cuenta que allí se hicieron sabrosos negocios.

jueves, 27 de junio de 2024

La Buena Sombra

 

En Málaga, la pequeña historia de este establecimiento habría que situarla desde la etapa en que Vicente Martín del Pino, unos años antes de la Guerra Civil, crea una fonda en la calle Sancha de Lara, con el nombre de La Buena Sombra. Justo al lado de donde posteriormente se ubicó el Bar Maese. Tras la contienda civil, el establecimiento es traspasado al propietario de lo que luego sería el Hotel Casa Curro. Vicente Martín del Pino marcha seguidamente a Tetuán y allí permanece algunos años.


Clientes en La Buena Sombra.


A su regreso a Málaga, se instala en el Arroyo de la Manía. Es entonces cuando su hijo, Vicente Martín Bonilla, en los primeros años de la década de los años cincuenta del siglo pasado, crea de nuevo un bar con el nombre de La Buena Sombra, animado por su hermano Antonio, que regentaba en la calle Moreno Carbonero número uno, la fonda de comidas La Rosa de Oro. No obstante, dificultades de diferente signo hicieron que Antonio Martín Bonilla traspasara la titularidad del negocio a Enrique Pariente Montero, que era recaudador de impuestos del Ayuntamiento de Málaga, quedando él como encargado del establecimiento.

El hijo de este último, por su parte, Antonio Martín Coín, se dedicó durante muchos años de la segunda mitad del siglo XX y principios del actual, a la reparación de antiguos aparatos de radio, en la malagueña calle Marqués, en el que también se suministraba material eléctrico en general.

martes, 25 de junio de 2024

La Hacienda del Álamo

 

La Hacienda del Álamo, situada cerca del casco urbano de Málaga junto a la Cuesta del Álamo, es un bello edificio rodeado de una extensa finca. El edificio principal lo conforma un palacete del siglo XIX, con diversos salones. También cuenta con unos espaciosos jardines llenos de árboles, bambúes y fuentes.


Hacienda de El Álamo.


En 1801 la finca fue adquirida por Diego de Rute y Quevedo y pasó a conocerse, durante muchos años, como la de Rute. Su siguiente propietario, que compró la finca en 1830, fue el militar Prudencio de Guadalfajara, duque de Castro-Terreño, grande de España, excombatiente de la Guerra de la Independencia y fugaz ministro de la Guerra durante la regencia de María Cristina.

A partir de 1855 el propietario fue Ricardo Larios, tío del tercer marqués de Larios. En 1899 el bodeguero Antonio Márquez López, que además tenía una fábrica de toneles, adquirió la hacienda.

Antonio Márquez López estaba casado con una hija de la artista malagueña Emilia Rebollo, una maestra de la tapicería creativa y el estarcido. Algunas de sus obras se exponen en la Hacienda del Álamo. Una mujer malagueña cuya historia se incluyó en el libro ‘Pioneras malagueñas’ del periodista Ramón Triviño.

Con la transformación de la Hacienda del Álamo, a partir de 2005, el antiguo cortijo recuperó su esplendor y en la actualidad se celebran allí todo tipo de eventos.

martes, 11 de junio de 2024

Hacienda Nadales

 

La hacienda era conocida originariamente como Hacienda Nadales o de Aguirre, aunque posteriormente se denominó de San José. Desde el siglo XVIII pasó por distintas manos, de la misma forma que varió su extensión y límites a lo largo de los años como consecuencia de las sucesivas particiones testamentarias.


Hacienda Nadales.


Los primeros propietarios de los que existe constancia fueron el matrimonio formado por Miguel Ordóñez Barrientos y Ana María Natera y Zea, quienes la mantuvieron en su poder hasta el año 1761 cuando pasó a manos de sus herederos. Entre 1864 y 1868, entró en escena Tomás Heredia Livermore, quien compró prácticamente todos los lotes en que se dividió la propiedad.

Con su compra, Tomás Heredia pasaba a poseer dos haciendas con el mismo nombre: Hacienda de San José. La primera de ellas, la que había heredado de su padre, la segunda, la hacienda de la que aquí se habla, y que cuando la adquirió ya estaba prácticamente configurada tal y como se conocería treinta años después, al efectuarse la partición de los bienes de Tomás Heredia tras su muerte en 1893.

Tomás Heredia Livermore y su mujer, Julia Grund, encargaron el diseño de una gran casa-palacio al arquitecto Antonio Cipolla, uno de los más célebres de la recién unificada Italia. En 1870 Cipolla proyectó un edificio inspirado en los palacios renacentistas italianos que tan bien debía conocer, siguiendo el gusto historicista y neoclásico que imperaba por aquellos años.

El palacio es un edificio con planta en forma de H. El eje de simetría lo define la capilla u oratorio, mientras que los alzados se encuadran claramente en los esquemas del clasicismo romántico.

En su distribución originaria la vivienda constaba de dos plantas y un ático, si bien en su interior ha sufrido modificaciones a lo largo de los años. La última de ellas en 1980, cuando fue reformada por el arquitecto César Olano, que le añadió dos plantas más, constando ahora mismo de bajo, entresuelo, dos pisos y ático. Rodeando al palacio se encuentra uno de los mejores ejemplos de jardín paisajista de España, no sólo por la flora subtropical que conserva, sino también por el profuso mobiliario y espacios de recreo que posee, tales como pérgolas, bancos, albercas, estanques, puentes, estatuas, fuentes y cenadores.

En el último tercio del siglo XIX, los negocios de la Casa Heredia comenzaron a atravesar graves dificultades. La producción de hierro, que tanta riqueza les había proporcionado, no conseguía hacer frente a la siderurgia del norte, que competía muy fuerte una vez superadas las guerras carlistas. Llegaba el declive de la familia que, junto con otros bienes, hipotecó la hacienda para tratar de conseguir liquidez económica que reflotara sus negocios. Sin embargo, las previsiones no se cumplieron y, tras la muerte de Tomás Heredia en 1893 y de Julia Grund en 1903, la propiedad pasó a los Larios, autores de los préstamos concedidos a los Heredia.

De los Larios la finca pasó en 1912 a un empresario de origen francés llamado Enrique Jonqueres, periodo durante el que parece que estuvo bastante descuidada. Finalmente, en 1922, fue vendida a una sociedad vinculada a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.

La casa-palacio y los jardines históricos retomaron su antiguo nombre de Hacienda Nadales al comenzar a ser gestionados por la empresa por Esca Catering, que en la actualidad ofrece un lugar privilegiado para celebraciones.

miércoles, 3 de junio de 2020

Historia de La Cónsula

La Finca de La Cónsula, enclavada en el actual distrito malagueño de Churriana, en sus inicios durante el siglo XVIII era una hacienda agrícola conocida con el nombre de San Rafael, que tras pasar por distintos propietarios recae en manos del alemán Juan Roose Kupckovius, cónsul de Prusia, de ahí el nombre de la finca.

Finca de La Cónsula.

Este empresario y diplomático, propietario de la casa de comercio Lambrecht, Roose & Company, comienza las obras de construcción en 1807 de la casa de recreo y del jardín principal de estilo clasicista francés que se encuentra delante de la mansión.

Pero el apogeo de La Cónsula surge cuando el senador Enrique Heredia Livermore, hijo del industrial Manuel Agustín Heredia, se hizo con la propiedad en 1856. A él se deben las especies de plantas exóticas del jardín de la finca, que coinciden con las de la Finca La Concepción, propiedad por aquel entonces de su hermana Amalia Heredia Livermore.

Después pasó a manos del matrimonio estadounidense formado por Bill y Annie Davis, que entre sus numerosos invitados tuvieron en 1959 a Ernest Hemingway, para escribir por encargo de la revista Life un reportaje sobre el duelo taurino entre Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordóñez. De este artículo nacería su novela The Dangerous Summer, en la que describe esta finca como el mejor lugar del mundo por «su luz divina y su cálido clima».

En el año 1973 la finca La Cónsula fue comprada por el Ayuntamiento a su propietaria Anne Bakwel Davis. Posteriormente, en 1984, se llevó a cabo una restauración, que culminaría en 1993 con la creación de un consorcio entre el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía para convertir la casa de la finca en la sede de la Escuela de Hostelería de Málaga y en 1997 fue adscrita al Patronato Botánico Municipal por su jardín de parterres y simetrías.

El 20 de diciembre de de 1993, con la presentación de la Escuela de Hostelería de la finca La Cónsula, dotada con 50 plazas de alumnado, se abre un nuevo y largo camino de éxitos y fracasos, que habrá que contar en otro momento.

jueves, 5 de marzo de 2020

Conflictividad laboral en 1978

El año 1978 destaca por su elevada conflictividad laboral. El 3 de enero se conoce que el grupo Castell, propietario de Intelhorce, quiere vender la fábrica, lo que lleva al encierro de sus trabajadores.

Felipe González, secretario general del PSOE, visita a los trabajadores el 23 de enero y compromete la ayuda de su partido para evitar el cierre. Un mes más tarde el grupo anuncia que invertirá 1.500 millones para salvar la fábrica.

El sector de la hostelería también se sumó a los conflictos.
Los conflictos laborales se extienden por el sector del metal que convoca una huelga a partir del 28 de marzo, por acuerdo de la mayoría de una asamblea convocada por sus representantes, que constituyen la comisión negociadora del convenio.

En la asamblea hubo momentos de tensión, ya que un gran número de asistentes, especialmente militantes de CCOO y UGT, no se inclinaban por la huelga y llegaron a calificarla de suicida. Al final se votó la huelga o que la representación empresarial aceptara la plataforma completa que se le entregó meses antes en la que la petición más importante se concretaba en un aumento de 6.500 pesetas mensuales desde el comienzo de las negociaciones, que fue el mes de octubre anterior.

La última oferta de los empresarios suponía un aumento de 4.370 pesetas a partir del mes de marzo. El sector del metal en la provincia de Málaga ocupaba a unos 12.000 trabajadores.

El sector de la hostelería también se ve envuelto por la conflictividad durante la Semana Santa de ese año. Ante posiciones más radicales de extensión del
conflicto, los días 6 y 7 de mayo son de huelga total, acompañada por un encierro en el Palacio de Congresos de Torremolinos, agravando la situación los cierres patronales y la acción de piquetes reprimidos por la Guardia Civil, también utilizada para evitar asambleas de centro.

Las pérdidas económicas y el desvío de clientes por las agencias de viajes para no afrontar un nuevo verano conflictivo, llevaron a peticiones de cordura por parte del Patronato de Turismo y determinaron una mediación del gobernador civil que sentó a ambas partes a negociar en su presencia.

El Hospital Civil es otro foco de conflictividad. Su precaria situación obliga a la dirección a amenazar con el cierre si no se contrata más personal y se dota de material. El 17 de julio se clausura el servicio de urgencia ante los brotes de violencia surgidos entre el personal sanitario y enfermos.

Este año registra también huelgas importantes en el sector de la enseñanza estatal, Citesa, Azucarera Hispania, transporte urbano y Siemens.

PUBLICIDAD

Dos libros imprescindibles https://amzn.to/2PVjEzb