El gánster Alvin Karpowicz, 'Karpis', que trajo de cabeza al FBI en
los Estados Unidos y que fue condenado a cadena perpetua en la
famosa cárcel de Alcatraz, se estableció después en
Torremolinos y al morir sus restos fueron enterrados en el
cementerio malagueño de San Miguel. En su tiempo fue uno de
los personajes más temidos de los Estados Unidos.
Alvin
Karpowiczque era hijo de inmigrantes de Lituania,
nació en Montreal (Canadá) en 1908, pero se crió en
Kansas (Estados Unidos) y murió en Málaga en
1979. Se convirtió por méritos propios en uno de los criminales más
temidos y perseguidos de la historia reciente de norteamérica.
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| Alvin Karpis. |
En los archivos de
la prisión de Alcatraz, la más famosa del mundo por su
carácter casi inexpugnable, se recoge literalmente que la banda de
Karpis no dudó en matar a cualquiera que se interpusiera en
su camino, incluso a transeúntes inocentes, de hecho Karpis
presumía que en los atracos a bancos, robos de entregas de
correo y secuestros, él era el que esperaba fuera en la calle
vigilando y que, llegado el momento o el peligro, era capaz de abrir
fuego y tirar a matar para proteger a los suyos sin temblarle el
pulso.
Al final, despu´ñes
de muchas peripecias, Karpis fue condenado en 1936 a cadena
perpetua en la citada prisión de máxima seguridad y se le imputaron
entre 6 y 14 muertes. Su vida entre las cuatro paredes de la
fortaleza en la isla de Alcatraz, en la bahía de San
Francisco, transcurrió sin sobresaltos, de hecho, a pesar de ser
el prisionero que más años pasó encerrado en el presidio, casi 26
años, nunca trató de escapar.
La estancia del
gánster en Alcatraz terminó en 1962, cuando ‘La Roca’
comenzó su desmantelamiento y se ordenó su traslado a la
penitenciaría de McNeil Island (Washington). Allí
conoció a otro criminal legendario, Charles Manson, al que
enseñó a tocar la guitarra y al que se refería como ‘el
pequeño Charlie’.
A pesar de estar
condenado a cadena perpetua, el criminal obtuvo la libertad
condicional en 1969 bajo la condición de que nunca más pisara suelo
estadounidense y fue deportado a Canadá, su país de origen.
Allí disfrutó de una relativa fama durante la promoción de su
libro de memorias e incluso con la venta de los derechos para que
Hollywood rodara la película de su vida con Steve McQueen
como protagonista. Aunque el libro sí vio la luz, del largometraje
nunca más se supo. De aquellos años de giras y entrevistas, Karpis
logró el dinero suficiente para planificar su jubilación y, con
ella, su retiro definitivo en Torremolinos (Málaga).
Aterrizó en
Torremolinos en plena eclosión turística de la Costa del
Sol, en 1973. De su huella en el municipio quedan pocos datos,
salvo que vivió en la Plaza de la Caracola y que
pasaba desapercibido totalmente. Apenas tenía amigos, salía poco y
daba la impresión de un jubilado normal y corriente.
Nunca aprendió
español y más allá de esa discreción que le permitía un lugar
como Torremolinos, sí se sabe que Karpis pudo confirmar, ya
en libertad, que la fama de mujeriego que le perseguía era real. En
aquellos últimos años de vida acumuló conquistas varias décadas
más jóvenes que él y con el suficiente patrimonio como para
costear sus caprichos. Con algunas de ellas compartió su pasado,
pero sobre todo los trucos que aprendió en las cocinas y en la
panadería de Alcatraz y que permitían a Karpis
aconsejar a sus novias en materia de dietas y calorías.
Aquel retiro dorado
se apagó el 28 de agosto de 1979 a las 11 de la noche, porque su
novia Nancy le dio a beber una alta dosis de pastillas
mezcladas en una copa de alcohol que lo mató a los 72 años. No se
realizó autopsia. Al sepelio sólo acudieron dos personas.
Aunque a Karpis le
esperaba un último viaje, ya que a finales de los 90 la zona del
camposanto de San Miguel donde había sido enterrado desapareció para dejar paso al
parque aledaño al cementerio. Los restos de los enterramientos y
nichos fueron exhumados y devueltos a las familias en caso de que
fueran reclamados. No parece que fuera el caso de Karpis, que
probablemente reposa en el osario general de Parcemasa.