Mastodon Málaga y sus historias: feminista
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martes, 27 de junio de 2023

La traductora Inés Joyes

 

Inés Joyes y Blake fue una traductora y escritora de la Ilustración, autora de uno de los primeros ensayos feministas en España. Nació en Madrid el 27 de diciembre de 1731, en el seno de una familia perteneciente a la burguesía mercantil. Hija de madre francesa, y padre irlandés, concedieron a su hija el privilegio de una formación intelectual que no era habitual entre las mujeres de su época. Su padre murió cuando ella tenía trece años y su madre quedó al cargo de los negocios familiares y de sus seis hijos, circunstancia muy parecida a lo que con el tiempo viviría la propia Inés.


Inés Joyes.


En 1752 se concertó su matrimonio con un pariente materno, el comerciante Agustín Blake. Tuvieron nueve hijos, uno de los varones fue el conocido general Joaquín Blake. Se instalaron primero en Málaga y entre 1767 y 1771 en Vélez-Málaga. Cuando Blake murió en 1782, ella se hizo cargo de los negocios de su marido y del cuidado de su familia. La muerte de su marido significó el inicio de una nueva etapa en su vida.

Aunque llevaba una existencia retirada de la corte y tanto su posición social como sus valores morales, le impedían asistir a los salones que frecuentaban las damas ilustradas de su época, hablaba varios idiomas, incluidos el francés y el inglés y mantenía contacto con algunos intelectuales del momento, como demuestran las declaraciones de Joseph Townsend en un el libro de viajes fruto de su estancia en España, entre 1786 y 1787, en el que cuenta que se alojó en casa de Joyes durante su paso por Andalucía.

Sin embargo, no deja de ser significativo que esta mujer, discreta y reservada, fuera la representante de las ideas más avanzadas sobre la mujer en la España de su época y se diera a conocer en el ámbito de las letras con su traducción al español de la novela filosófica History of Rasselas, Prince of Abissinia, de Samuel Johnson, una de las figuras literarias más importantes de Inglaterra y un firme defensor del talento de las mujeres. La obra se había publicado en 1759 con muy buena acogida y había sido comparada con el Cándido de Voltaire. La traducción se imprimió en los talleres de Antonio Sancha en 1798.

Joyes incluyó, detrás de esta obra, un texto propio titulado Apología de las mujeres, un atrevido ensayo elaborado a modo de una “carta original de la traductora a sus hijas”. Es significativo el hecho de que en la portada se omita el nombre del autor de la novela y sólo aparezca la autoría de Joyes, como traductora y también autora del apéndice.

En el texto desarrolla los principales argumentos que ella sostiene en una supuesta discusión en torno a la posición de la mujer de su tiempo, temas muy habituales en las tertulias de la época. Reivindica para las mujeres el ejercicio de la razón y más libertad en el ámbito social, denuncia la escasa educación que recibían las mujeres y la doble moral sexual de la sociedad.

Este ensayo feminista muestra, así mismo, la situación de las mujeres en el ámbito público en la España del siglo XVIII. La autora tenía 67 años cuando escribió esta obra, de modo que el texto revela una personalidad madura y reflexiva, además del profundo conocimiento de los debates en torno a las obras del momento y la lectura de otras autoras como Josefa Amar, madame d’Épinay, madame de Lambert o Mary Wollstonecraft.

La obra está dedicada a María Josefa Pimentel, duquesa de Osuna, una de las aristócratas ilustradas más influyentes de la época, como forma de protección y apoyo para la comercialización del libro.

No se conocen detalles de cómo transcurrieron los últimos años de su vida, pero habría muerto, según consta en una entrada en el libro de difuntos de una iglesia, el 18 de mayo de 1808, en Málaga.

martes, 5 de enero de 2021

Pioneras de málaga, 31 mujeres que han marcado la Historia

 

Artista y activista.

Acaba de ver la luz el nuevo libro del periodista Ramón Triviño, prologado por la también periodista Teresa Santos, bajo el título de ‘Pioneras malagueñas’. La obra recopila la biografía de treinta y una mujeres malagueñas, la mayoría de nacimiento y otras de adopción, que durante su trayectoria vital fueron pioneras en sus ocupaciones o marcaron un hito en la defensa de los derechos de la mujer.


La investigación para conocer la trayectoria de estas mujeres se inició a raíz del trabajo que desde hace más de 2 años realiza el autor en su blog ‘Málaga y sus historias’ en el que recopila hechos históricos, biografías y un rico anecdotario de la Historia de Málaga.


Un trabajo que le permitió conocer de primera mano las biografías de un puñado de mujeres que, de una manera u otra, dejaron su huella en la Historia de España. Tras un detenido estudio de las fuentes documentales de cada una de las biografiadas, ha visto la luz ‘Pioneras Malagueñas’.


Unas mujeres que en buena parte son desconocidas para la mayoría, o que fueron olvidadas o marginadas en el relato de la Historia, aunque ellas fueron pioneras en su profesión, los movimientos sociales, el arte, la literatura, la escena, el pensamiento, la ciencia, o la política, e incluso en el deporte.


El objetivo es divulgar el importante papel que jugaron en sus diversos ámbitos, al tiempo que dar a conocer su obra y su trabajo, que seguro enriquecerá la cultura de muchos ciudadanos y que posibilita el conocimiento de unas pioneras, y en muchos de los casos, como se dice ahora, emprendedoras, que trabajaron, sufrieron, gozaron y fueron ejemplo de la lucha por la igualdad de los derechos de la mujer con los del hombre.


Las mujeres cuyas vidas han sido retratadas de forma sucinta y que vivieron, alguna todavía vive, en los siglos XVIII, XIX, XX y XXI, son María Rosa de Gálvez, Rita Luna, Trinidad Grund, Rafaela Roose, Amalia Heredia, Emilia Rebollo, Sabina Muchart, Teresa de Azpiazu, Suceso Luengo, Rosario Pino, Victoria Kent, Belén de Sárraga, María Espinosa, Isabel Oyarzábal, Anita Delgado, Carlota Alessandri, Concepción Lazárraga, María Zambrano, Mari Pepa Estrada, Ángeles Rubio, Anita Carmona, Ana Freüller, Marjorie Grice-Hutchinson, Mercedes Formica, Jane Bowles, Las ‘faeneras de Málaga’, María Victoria Atencia, Aurora Moreno, Ana María Montiel, Pepa Flores y Carmen Olmedo.


En la obra de abordan aspectos curiosos o casi desconocidos de las biografiadas, como por ejemplo, el hecho de que muchos investigadores atribuyeron el éxito de Rosa María de Gálvez como dramaturga a su presunta relación amorosa con el valido de Carlos IV, Manuel Godoy, un hecho falso y que muestra los prejuicios de una época sobre las mujeres escritoras, unos prejuicios que seguían vigentes en el siglo XIX, en el que la reconocida fotógrafa Sabina Muchart se veía obligada a firmar con sus iniciales para ocultar su condición de mujer.

Portada del libro.


También llama la atención que la actriz Rosario Pino fuera una de las primeras mujeres en practicar el ciclismo en la España del siglo XIX, lo que le valió ser calificada como ‘marimacho’, o la forma en que Victoria Kent quiso o tuvo que ocultar su relación sentimental con otra mujer.


Pocos conocerán que la poetisa Maria Victoria Atencia está en posesión del título de piloto de aviación o que la pionera del turismo en la Costa del Sol, la emprendedora Carlota Alessandri, fue también la que impulsó la creación del cine malagueño Actualidades en 1934. El libro también desmiente tópicos históricos, como la afirmación de que Anita Delgado, princesa de Kapurthala, murió abandonada y en la ruina.


En definitiva, la vida de las mujeres reseñadas transcurre en épocas en las que era impensable que los más elementales derechos de los que hoy gozan las mujeres pudieran reconocerse en una sociedad nacida al amparo de un patriarcado marcado por el machismo y que todavía, desgraciadamente, se encuentra presente en el acervo cultural de muchos ciudadanos.


Por supuesto que, afortunadamente, hay otras muchas mujeres que tienen por derecho propio un lugar entre las pioneras malagueñas, muchas de ellas contemporáneas, como son los casos, por ejemplo, de María Luisa Balaguer, primera catedrática de Derecho Constitucional en Andalucía; Adelaida de la Calle, primera mujer rectora de la Universidad de Málaga; o la escritora Gamel Woolsey, que aportó su estremecedora visión desde Málaga de la Guerra Civil. La biografía de ellas y otras muchas deberá ser objeto de estudio y divulgación en futuros trabajos.


En cualquier caso, leyendo las historias de estas treinta y una aguerridas mujeres biografiadas en el libro se abre, además, una puerta a la esperanza y a la oportunidad de que la sociedad del futuro sea de verdad igualitaria. Por supuesto, que como queda dicho, en el libro ‘Pioneras malagueñas’ no están todas las que son, pero sí son todas las que están.


Si le ha interesado el libro puede adquirirlo aquí: https://amzn.to/3pgLSSW

miércoles, 25 de noviembre de 2020

María Espinosa, empresaria y feminista

 

María Espinosa de los Monteros y Díaz de Santiago nacida en mayo de 1875 en Estepona (Málaga). Hija de Antonio Espinosa Aguilar y Juana Díaz Martín, ambos vecinos de Estepona. Ella misma adornó sus apellidos hasta convertirse en María Espinosa de los Monteros y Díaz de Santiago, cambio que era algo frecuente en el siglo XIX.


María Espinosa de los Monteros.


Se trasladó a Madrid con su madre cuando ésta contrajo segundas nupcias. En 1895 María había viajado a Francia e Inglaterra y fue allí donde se encontró con empresas que incluían a las mujeres. María se casó, en 1905, con 30 años, con el abogado Antonio Torres Chacón. El matrimonio tuvo dos hijos, Antonio y Álvaro. Seis años después, en 1911, se divorció.


Siendo muy joven, se convirtió en la directora general en España de la casa de máquinas de escribir Yost Writing Machine Company, fabricadas en Bridgeport (Estados Unidos). La mecanografía abría un horizonte laboral nuevo. Para promocionar la marca, la empresa convocó un concurso de mecanografía, tras cuya celebración, agradeció públicamente la colaboración desinteresada de su representante en España.


El dinamismo de Espinosa convirtió Casa Yost en una marca conocida, sinónimo de modernidad. Abrió nuevos establecimientos en ciudades españolas e inauguró una gran y lujosa sede en la calle Barquillo de Madrid que incluía una academia con capacidad para más de 200 alumnos. Muchas mujeres encontraron en la mecanografía una vía laboral tanto en empresas privadas como en organismos públicos.


El espíritu empresarial la había llevado, en 1911, junto a Ana Picard, a iniciar los trámites para la comercialización de “Aguas de Morataliz”, que fue autorizada en 1915. Al año siguiente, María Espinosa de los Monteros fue elegida, por unanimidad, vocal de la Asociación de Propietarios de Balnearios. También fue poseedora de un importante patrimonio inmobiliario.


A los 43 años de edad, en octubre de 1918, funda uno de los órganos feministas de España, la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME). Presidió esta asociación hasta 1924.


El 22 de enero de 1920, dictó su conferencia “Influencia del feminismo en la Legislación Contemporánea” en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. En febrero de 1920 pronunció otra titulada “La Emancipación de la Mujer” en el Ilustre Colegio de Abogados de Barcelona, ambas constituyen un hito histórico del feminismo español, y permitieron vislumbrar algunos de los aspectos más esenciales del denominado feminismo moderado.


María Espinosa sufría bronquiectasia, y se le recomienda vivir en la costa, pero no junto al mar. Compra en Alicante la finca El Pantanet y pasa allí sus últimos años. Fallece el 13 de diciembre de 1946.

lunes, 19 de octubre de 2020

Teresa de Azpiazu

 

Teresa de Azpiazu y Paul nació en Cádiz en 1862 y se formó académicamente en Francia. A los 18 años abrió un centro educativo privado y a partir de los 24 se dedicó a la enseñanza pública. Fue la primera mujer en ser concejala en el Ayuntamiento de Málaga.


Teresa de Azpiazu.


En 1901 se trasladó a Málaga tras ganar una plaza de profesora numeraria de Letras en la Escuela Normal Superior de Maestras en la capital malagueña, que dirigió entre 1914 y 1926, cargo que abandonó por motivos de salud. Ganó gran prestigio como docente, siempre en defensa de la formación de las clases más humildes y el papel de la mujer. Dio clases a Victoria Kent, a la que pudo influir en su lucha como mujer.


A parte de su labor como docente, fue escritora, conferenciante, autora de artículos y promotora de la cultura. En 1916 ingresó en la Sociedad Malagueña de Ciencias, siendo la tercera mujer en hacerlo.


José Gálvez Ginachero le pidió que entrara en política, lo que hizo en el año 1924, en plena dictadura de Primo de Rivera, cuando Teresa ya contaba con 62 años y tenía el respeto de la ciudad profesionalmente. Ella aceptó y fue la principal promotora del Instituto Malagueño para Ciegos, Sordomudos y Anormales, que en la actualidad se denominaría centro para discapacitados. Siempre luchó por el derecho a voto de las mujeres y el papel de la mujer en la sociedad.


El papel de edil lo desempeñó durante seis años, un periodo en el que compartió escenario con hasta cuatro regidores diferentes. En 1930 logró la Medalla de Plata al Mérito en el Trabajo. En su honor la Escuela de Magisterio de Málaga pasó a llamarse Escuela de Magisterio Teresa Azpiazu y Paul.


La trascendencia de Teresa Azpiazu y Paul, una política adelantada a su tiempo que abrió un camino por el que posteriormente han seguido otras muchas mujeres, se sumó a una importante labor como educadora y persona vinculada a la cultura. No quería otra cosa que lograr que la mujer ejerciese una profesión en igualdad de condiciones con los hombres. Falleció en Málaga en 1949.


lunes, 5 de octubre de 2020

María Rosa de Gálvez, una malagueña singular ( y II)

 

En la entrada anterior conocimos el origen, formación y los avatares del casamiento de María Rosa de Gálvez. Lo cierto es que el matrimonio proporcionó a la escritora constantes sinsabores personales y económicos, que ni siquiera consiguió evitar su mudanza definitiva a Madrid, efectuada alrededor del cambio de siglo. (1*)


Retrato al óleo de María Rosa de Gálvez.


En el Madrid de Carlos IV, María Rosa de Gálvez se introduce en la alta sociedad cortesana a través de familiares y amistades y entabla una relación fluida con el propio Manuel Godoy, Príncipe de la Paz’, que la distingue con prebendas y ayudas destinadas a aligerar el coste económico de la publicación de sus obras o a sortear la censura previa a la representación de las mismas.


Precisamente en esos primeros años del cambio de siglo que preceden a la muerte de la escritora, acaecida en 1806, se condensa la mayor parte de su actividad literaria, que comprende, además de un discreto muestrario de poesía lírica, seis tragedias, dos piezas trágicas menores, cinco comedias originales y otras cuatro traducidas del francés.


No es la poesía la responsable de la pervivencia literaria de María Rosa de Gálvez, sino su indiscutible y sorprendente vocación teatral en una época hostil a las mujeres con aspiraciones dramáticas.


Como autora de teatro original, destaca su versatilidad a la hora de participar en diferentes géneros, con mayor o menor incidencia de elementos populares. Se entrega al cultivo de los géneros valorados por los neoclásicos, como la comedia de costumbres o la comedia sentimental, e incluso otros menos habituales aún en la pluma femenina, como la tragedia bíblica, la de inspiración histórica o el drama, y en todos ellos se esfuerza con especial interés en tratar de compaginar el canon neoclásico con una temática que gira de forma casi monográfica en torno a la experiencia femenina en general y más particularmente a la posición de las mujeres en los inicios del siglo XIX.


Como autora de comedias, María Rosa de Gálvez consigue que algunas de sus obras sean representadas con cierta fortuna en los coliseos más renombrados de la capital. Aunque la crítica haya coincidido en resaltar su labor como escritora de comedias, es en realidad la tragedia, el más elevado entre los géneros clásicos y monopolio exclusivo de varones por tradición dramática, el que Gálvez cultiva con toda su dedicación y el que mejor muestra su deseo de labrarse un hueco como mujer escritora . Su teatro trágico revela una considerable vocación feminista, que revela la opresión sufrida históricamente por las mujeres en la sociedad patriarcal.


La producción dramática de María Rosa de Gálvez se publica y/o se representa en su totalidad en el lustro que se extiende entre 1801 y 1806.


En 1803 José de Cabrera obtiene, por mediación de Godoy, un puesto en la legación española en los Estados Unidos, y su marcha al extranjero sella la separación definitiva del matrimonio, que no se reunirá nunca más.


El final del episodio americano de Cabrera resulta notablemente accidentado, ya que apenas dos años después de su llegada es encarcelado y finalmente expulsado del país en 1805 por falsificación de la firma del embajador español para el cobro de cheques bancarios.


Por fin en 1804 ven la luz los tres volúmenes de sus Obras Poéticas. En octubre de 1806, María Rosa de Gálvez fallece a la edad de treinta y ocho años, recibiendo sepultura discretamente y sin pompa alguna en la madrileña iglesia de San Sebastián.


(1*) Información basada en el trabajo de la profesora Helena Estabier Pérez de la Universidad de Alicante.

martes, 8 de septiembre de 2020

Isabel Oyarzábal Smith


Esta polifacética mujer, que fue actriz, periodista, folclorista, traductora, escritora y diplomática, nació en Málaga en 1878, en el seno de una familia acomodada perteneciente a la alta burguesía de la ciudad.

Isabel Oyarzábal Smith.
Su padre era un comerciante de origen vasco y su madre era escocesa de religión protestante. Estudió en el elitista Colegio de la Asunción, donde recibió una formación católica. Inteligente y de carácter inquieto e independiente, su interés por el teatro surgió a raíz de participar en representaciones benéficas de aficionados, costumbre habitual de los jóvenes de clase alta.

Viajó por motivos familiares a Inglaterra y Escocia, donde completó su formación y conoció la labor de las sufragistas. El giro de su vida se produjo en 1905, cuando en una fiesta celebrada en el Hotel Hernán Cortés en honor de la gran actriz María Tubau, consiguió convencer a ésta para que le hiciera una prueba.

En enero del año siguiente se trasladó a Madrid acompañada por su madre, que
fue su principal apoyo en esta decisión ante la oposición del resto de la familia, y debutó en la obra “Pepita Tudó”. La compañía teatral de María Tubau y Ceferino Palencia quebró al poco tiempo, lo que obligó a Isabel Oyarzábal a interrumpir su apenas iniciada carrera de actriz. En 1909 se casó con Ceferino Palencia, hijo de los anteriores y abogado, escritor y pintor. El matrimonio tuvo dos hijos.

Mujer de vasta cultura e ideas progresistas fundó la revista femenina “La Dama y la Vida”, que apareció entre 1907 y 1909. Posteriormente fue corresponsal de una agencia de noticias británica y de varios periódicos londinenses. También se dedicó a traducir la obra del psicólogo Havelock Ellis y colaboró con una columna diaria en las páginas de “El Sol” a partir de 1917.

Desde 1908 desarrolló una labor como conferenciante, tanto en España como en el extranjero, tratando temas teatrales, el folclore español, la situación de la mujer y las condiciones de vida de los trabajadores.

Fruto de su creciente conciencia social y feminista, se afilió a la Asociación de Mujeres Españolas y al Partido Socialista, y desde 1918 participó activamente en organizaciones feministas. Dos años después acudió como representante española al Congreso de la Alianza Internacional para el Sufragio de la Mujer, celebrado en Ginebra.

Presidió el Consejo Supremo Feminista de España y en 1926 fue una de las fundadoras del Lyceum Club Femenino de Madrid, compartiendo la vicepresidencia con otra malagueña, Victoria Kent.

El matrimonio estuvo muy comprometido con la República, desempeñando varios cargos políticos. En octubre de 1936, una vez estallada la guerra, fue nombrada embajadora en Suecia y en los países nórdicos. También realizó una gira de charlas por más de cuarenta ciudades de Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido en defensa de la causa republicana. Tras el fin de la guerra Isabel y su marido
se exiliaron en México, donde la primera continuó su labor como traductora y escritora.

En sus libros, que firmaba habitualmente como Isabel de Palencia, trató temas como la psicología infantil, el folclore, la gastronomía y la biografía. Igualmente participó en la Unión de Intelectuales Españoles y en la Unión de Mujeres Españolas. Fue la única mujer que formó parte de la Comisión Permanente contra la Esclavitud de la Sociedad de Naciones, organización precursora de la ONU. Murió en México en 1974.


viernes, 7 de agosto de 2020

La detención de Belén de Sárraga



La propagandista republicana Belén de Sárraga Hernández es condenada el día 4 de septiembre de 1904 a dos meses y un día de arresto mayor, por las manifestaciones que hizo contra el general Camilo García de Polavieja aprovechando una visita de éste a Málaga.

Belén de Sárraga.
El general Polavieja, delegado regio de la Cruz Roja, había llegado a la ciudad para participar en diversos actos de la citada institución y se hospedó en el Hotel Roma. El 17 de enero, Sárraga pronunció a las puertas del hotel un discurso contra el general, a quien la prensa republicana de la época censuraba por el fusilamiento de José Rizal, poeta y héroe de la independencia de Filipinas. Momentos después fue detenida por la policía.

Belén de Sárraga fue médica, periodista, feminista, librepensadora y militante del Partido Republicano Federal Español e integrante de la masonería. Su padre, también republicano y masón, sufrió destierro durante la monarquía de Alfonso XIII, trasladándose en 1880 a Puerto Rico, que era colonia española. Allí Belén recibió una ilustrada educación y estudió magisterio; la familia retornó a España en 1888.

Belén ingresó dos años después en la Universidad de Barcelona, donde se graduó como doctora en Medicina. Frecuentó los círculos republicanos federales, admirando a las feministas Olimpia de Gouges, George Sand, Louise Michel y otras que la inspiraron en la lucha por la emancipación de la mujer.

Belén estuvo influenciada por todas las corrientes de pensamiento, que defendían la libertad de conciencia, fuera de todo dogma religioso, libertad de instrucción, de tolerancia; y compartía objetivos pacifistas, antimilitaristas y democráticos.

Belén de Sárraga regresó a España en 1931, al proclamarse la Segunda República y en 1933 encabezó la candidatura de los republicanos federales por Málaga. Después de la guerra civil se exilió en México, donde ya anciana y enferma, falleció en 1951 a los 77 años de edad.

miércoles, 1 de julio de 2020

Escritoras malagueñas olvidadas

La literatura en Málaga escrita por mujeres cuenta con grandes nombres con reconocimiento universal, como es el caso de María Zambrano. Sin embargo otras, como María Rosa de Gálvez e Isabel Oyarzábal, no han gozado de la merecida atención.

Isabel Oyarzábal.
Isabel Oyarzábal estuvo desde niña en contra de los corsés sociales de su época. Como recogió en sus memorias: “Mi madre pensaba que ya tendría tiempo de apretarme cuando fuese adulta. Las otras niñas se enorgullecían de sus pequeños talles de avispa y me decían que siempre me recordarían como la niña sin cintura. Sus comentarios sólo lograron provocar mi indiferencia”.

Aquel detalle adquirió carga simbólica con los años. Nacida en 1878, hija de un matrimonio burgués y mestizo, resquebrajó el sistema patriarcal hasta conquistar nuevos espacios de igualdad y libertad. Plantó cara a Primo de Rivera para reclamar el sufragio universal y fue la primera mujer embajadora de España, cargo que ocupó en Suecia y Finlandia entre 1937 y 1939, y la primera inspectora de Trabajo, puesto al que accedió mediante oposición.

Llenó el Madison Square Garden con un discurso que denunciaba la insolidaridad internacional frente al avance del fascismo en Europa. Tuvieron que pasar más de 70 años, sin embargo, para que su autobiografía fuese editada en España.

María Rosa de Gálvez nació un siglo antes que Oyarzábal. Fue acogida por los Gálvez, aunque se sospecha que era hija natural de su padre adoptivo. Recibió una instrucción esmerada que completaría con talento y una ambiciosa aspiración dramática. Se separó de su marido, un ludópata que la llevó hasta la bancarrota, y cultivó la poesía y el teatro en una época hostil para las mujeres con vocación literaria.

Adoraba el género trágico, aunque históricamente se haya destacado su labor como escritora de comedias. Defendió a las mujeres independientes, lectoras, subversivas y viajeras, con quienes se sentía identificada.

A menudo su biografía, ejemplo de libertad, queda resumida en un solo capítulo, su presunta relación con Manuel Godoy, ministro de Carlos IV. Las cosas no cambiaron mucho en los siguientes cien años.

También el impulso feminista de Oyarzábal colisionaba con costumbres y leyes, como demuestra el hecho de que su marido, Ceferino Palencia, fuese llamado por el juez en varias ocasiones para dar su consentimiento a los viajes de su mujer, además de manejar los derechos de sus libros por su condición de administrador de su economía.

No era una sensación nueva. Isabel ya había padecido los zarpazos machistas en su paso a la adolescencia: “Un amigo le comentó a mi padre que mis piernas constituían una tentación y que debía cubrirlas. Deseé no tener piernas”.

viernes, 19 de abril de 2019

Victoria Kent en Málaga

La malagueña Victoria Kent (1898-1987) es la primera mujer que ingresa en el Colegio de Abogados de Madrid, en plena dictadura de Primo de Rivera, para asumir la defensa de Álvaro de Albornoz ante el Tribunal Supremo de Guerra que le juzgó en 1930 por firmar un manifiesto republicano. Fue la primera mujer del mundo que ejerció como abogada ante un tribunal militar.

Victoria Kent.
También es la primera mujer que ocupa un cargo de importancia en los gobiernos españoles de la primera mitad del siglo XX. Nombrada directora general de Prisiones por el gobierno de Azaña en la II República, llega a Málaga los días 5, 6 y 7 de junio de 1931 para visitar la vieja prisión provincial (Avda. Rosaleda), de la que calificó sus mazmorras como 'impropias para albergar seres humanos'. La población penitenciaria era de 133 reclusos, de los que 57 correspondían a los encausados por la quema de conventos.

Durante la Guerra Civil (1936-39) fue enviada a París como secretaria de la embajada española (1937). Allí se quedó cuando las fuerzas de Franco derrotaron a la República. Poco después se vio sorprendida por el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-45) y la invasión alemana de Francia, que le obligó a esconderse para no caer en manos de la Gestapo. Permaneció el resto de su vida exiliada entre Méjico y Estados Unidos.

Victoria Kent sería contratada en 1950 por la ONU para trabajar en Nueva York, donde moriría en 1987, para abordar el problema de las cárceles de mujeres en el mundo. En 1954 crea con Salvador de Madariaga la revista 'Ibérica'. En 1986 el Ministerio de Justicia le otorgó la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort.

Paradójicamente, a pesar de sus convicciones democráticas y feministas, Victoria Kent se opuso a la concesión del derecho de voto a las mujeres, pues creía que lo emplearían en un sentido conservador; y sostuvo en este sentido una polémica al respecto con otra representante feminista en las Cortes republicanas, Clara Campoamor.